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19 noviembre 2018

El Básquet nos apasiona… El dolor nos une


Llevar al básquet más allá de los dobles, triples, fintas y gritos es una virtud propia de aquellos que viven la esencia del deporte: la verdadera unión.

El inicio mismo de esta competencia organizada por la Federación Chaqueña de Básquetbol, ha despertado la pasión por este deporte tan popular y digno de jugarlo, donde la caballerosidad deportiva prevalece por cualquier resultado tanto dentro del rectángulo como en las tribunas, quedando siempre como algo anecdótico el resultado.
El pasado jueves se jugó la Segunda Fecha para el Rojo Breñense, donde ha tenido su ansiado debut como local y como corolario de esto sumar sus primeros puntos ante su público, teniendo la parcialidad breñense la oportunidad de alentar a sus jugadores.
Entre quienes han alentado en esta ocasión y seguramente lo harán a lo largo de esta competencia, es un puñado de jóvenes de la Capital del Inmigrante que se sienten totalmente identificados con los colores de Social, pero a la vez siendo estas personas solidarias y comprometidas con la sociedad misma.
Horas antes fueron parte de la donación de alimentos no perecederos a una institución y teniendo la divulgación que cualquiera otra persona lo hubiera preferido, simplemente en silencio hicieron la colecta y se acercaron a entregar la misma.
El hundimiento y desaparición del Ara Belgrano con sus 44 víctimas también lo han tenido en cuenta estos jóvenes que se han denominado “Jugador 6” por la presencia que tienen en cada cotejo, y recordando a estas personas que a más de un año de su desaparición continuaba como un misterio.
Estas acciones son dignas de destacar, más en una sociedad donde se vive tanta violencia y teniéndose un mal concepto de quienes integran una “barra brava” como aficionados a un deporte, quedando así demostrado el gran sentido de pertenencia y nacionalismo con este tipo de acciones, recordando a nuestros 44 Héroes del Submarino Ara Belgrano.
Más allá de toda violencia que subleve en los medios de comunicación nacionales, un puñado de aficionados procuraron aliviar toda esa locura roja, demostrando una vez más que el deporte es un puente. Un emotivo porteño escribió en una canción la llamada Bengala Perdida: “Por un color, solo por un color / ya no somos tan malos, ya la cancha estalla en nada”. Aquella bengala que se perdió en coritos y golpes se volvió a encontrar a miles de kilómetros al norte, en una perdida ciudad entre quebrachos y paraísos, en un pueblo no tan perdido.
Los 44, allá bien al sur, también se encontraron en Las Breñas.